Un joven tuvo la peculiar idea de pesar en una caja automática una PlayStation 4 como si fuese fruta y se la llevó por 9,29 euros
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Era el crimen perfecto. Adel, un joven francés de 19 años, quiso engañar al sistema, y en realidad sí lo hizo, el problema fue que no supo detenerse a tiempo.
La idea era sencilla y nada podía salir mal. A Adel se le ocurrió aprovechar un \”agujero de seguridad\” en las cajas automáticas del supermercado Monbéliard para llevarse una PlayStation 4 como si fuese fruta. Pero ¿cuál fue el agujero de seguridad? Que precisamente esas cajas automáticas no tienen a un ser humano que revise que pagues correctamente lo que te estás llevando. Adel lo sabía y lo supo aprovechar.
El crimen (casi) perfecto
Monbéliard, como muchos otros supermercados en el mundo, decidió implementar cajas automáticas. Ya saben, aquellas donde no hay un ser humano que nos cobre y nosotros somos los encargados de escanear los productos y pagar ahí mismo, cuyo objetivo es principalmente reducir la plantilla y ahorrarse algo de dinero en la contratación y sueldos de empleados.
La diferencia es que Monbéliard no es una Amazon Go, ya que en ésta última hay todo un sistema de inteligencia artificial con cámaras y sensores que te siguen en todo momento. Mientras que las cajas automáticas de Monbéliard son eso, un sistema automático que se basa en confiar en que el cliente pagará por lo que se está llevando.
Entonces, con lo anterior en mente, Adel se dirigió el pasado mes de septiembre a un supermercado Monbéliard, se pasó por el área de videojuegos, tomó una PlayStation 4 y posteriormente se fue a la zona de frutas y legumbres. Aquí Adel decidió usar una de las basculas automáticas para pesar la consola, seleccionó naranjas y la máquina le entregó un ticket/pegatina que describía 3,3 kilos de naranjas y un precio a pagar de 9,29 euros.
Finalmente, el joven pegó el ticket en la consola y se dirigió a una de las cajas automáticas, escaneó la consola y listo. Pagó sólo 9,29 euros por una PlayStation 4 cuyo precio original era de 340 euros.
Todo había salido perfecto para Adel, quien había abandonado la tienda sin que lo descubrieran. Entonces, el joven pensó \”si funcionó una vez, podría funcionar dos veces\”. La mala noticia es que cuando Adel fue al siguiente día a Monbéliard a tratar de repetir su jugada maestra, la policía ya lo estaba esperando.
Adel aceptó su crimen y explicó que había vendido la consola en 100 euros, y había vuelto a la tienda con el objetivo de comprar nuevamente una consola, venderla y así poder comprar un billete a Niza, donde supuestamente vive.
El joven actualmente se enfrenta a cargos por robo y fue condenado a cuatro meses de prisión en una correccional, cinco años de inelegibilidad y la prohibición de volver a pisar un supermercado Monbéliard.
Imagen de portada | Fabian Albert
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Era el crimen perfecto. Adel, un joven francés de 19 años, quiso engañar al sistema, y en realidad sí lo hizo, el problema fue que no supo detenerse a tiempo. La idea era sencilla y nada podía salir mal. A Adel se le ocurrió aprovechar un \”agujero de seguridad\” en las cajas automáticas del supermercado…
Era el crimen perfecto. Adel, un joven francés de 19 años, quiso engañar al sistema, y en realidad sí lo hizo, el problema fue que no supo detenerse a tiempo. La idea era sencilla y nada podía salir mal. A Adel se le ocurrió aprovechar un \”agujero de seguridad\” en las cajas automáticas del supermercado…