Aula Hospitalaria, pupitres entre batas para mantener el ritmo de aprendizaje
El hospital de Salamanca dispone de un espacio donde profesoras imparten clases a niños de tres a dieciséis años durante su estancia por una enfermedad u operación. En contacto con sus centros escolares, imparten conocimientos de lengua y matemáticas
Una enfermedad o una operación trastocan el ritmo de vida a un ser humano. En el caso de los niños, también su aprendizaje. Estancias que pueden prolongarse en el tiempo, alejándoles de las aulas y de sus compañeros. Pero en el hospital de Salamanca siempre hay un pupitre disponible para que estos pacientes no pierdan el ritmo y puedan continuar con las clases. Es el Aula Hospitalaria.
Las profesoras Raquel Blanco y Rosa Sancho llevan una década impartiendo clases de lengua y matemáticas en el complejo sanitario a niños de tres a dieciséis años, es decir, de Educación Infantil, Primaria y Secundaria. Cada curso llegan a atender a unos ochocientos niños en un servicio que no es obligatorio, “es voluntario, pero insistimos en su importancia”. Y es que, además del aprendizaje, “es un respiro para las familias y los propios niños, porque aquí vienen a aprender, pero también a divertirse, a estar con otros niños, y olvidarse por qué están en el hospital”.
A primera hora de cada mañana, las profesoras visitan las habitaciones, se presentan a los nuevos pacientes y les invitan a acudir a esta aula. En función del número de niños y sus edades organizan la mañana. “Cada día es distinto, no hay uno igual, pero disponemos de muchos recursos y materiales en función de la cantidad de niños y si son de Infantil o Secundaria, pero también de su estado de salud, de los impedimentos que puedan tener para venir al aula”.
Si el ingreso va a superar la semana se ponen en contacto con su centro escolar para marcar las pautas a seguir. Así, se alternan clases con la elaboración de deberes específicos y también talleres prácticos y momentos de ocio a modo de recreo. El objetivo es que cuando esos niños regresen a su vida habitual y vuelvan a clase, noten lo menos posible el tiempo de estancia en el hospital, que no pierdan el ritmo de aprendizaje “aunque se hayan perdido muchas clases”.
De hecho, colegios e institutos prestan material a las profesoras del Aula Hospitalaria cuando es necesario. Incluso si la estancia coincide con algún periodo especial, también se llevan a cabo actividades como en el centro, ya sea la función de Navidad o actividades de fin de curso. Porque estos pupitres entre batas también están cargados de letras y números para que la mente se mantenga sana mientras el cuerpo regresa a esta cualidad.